miércoles, 3 de junio de 2009

Niceto Alcalá Zamora


Político español, primer presidente de la Segunda República (Priego, Córdoba, 1877-Buenos Aires, 1949). Participó en la política de la Restauración desde las filas del Partido Liberal, llegando a ser ministro de Fomento (1917-18) y de la Guerra (1922-23) en sendos gobiernos de García Prieto. Su oposición a la dictadura Primo de Rivera le llevó a declararse partidario de la República en 1930, a participar en el Pacto de San Sebastián para derrocar a la monarquía y a presidir el gobierno provisional que se hizo cargo del poder tras la renuncia de Alfonso XIII, el 14 de abril de 1931.
Su presencia en aquel gobierno representaba la adhesión al régimen republicano de sectores conservadores, católicos y de clase media. Pero pronto entró en conflicto con los dirigentes republicanos más avanzados: discrepó sobre todo de la regulación constitucional de las relaciones Iglesia-Estado, hasta el punto de dimitir y ceder la jefatura del gobierno a Azaña.
No obstante, fue elegido presidente de la República, cargo que ejerció durante cinco años con lealtad a la Constitución; durante el primer bienio entró en conflicto con las predominantes fuerzas de izquierdas; pero no fue mucho mejor su relación con los partidos de derechas que triunfaron en las elecciones de 1933 (enfrentamiento con Gil Robles, indulto al general golpista Sanjurjo contra el parecer del gobierno...).

Bill Clinton


(William Jefferson Clinton) 42.º presidente de los Estados Unidos de América (Hope, Arkansas, 1946). Se formó como abogado en las universidades de Washington (Georgetown), Oxford y Yale; en esta última conoció a Hillary Rodham, con quien se casó en 1975. Entró en la política activa desde 1972 de la mano del Partido Demócrata, para el que trabajó en las campañas electorales de McGovern y Carter. Tras adquirir popularidad en su Estado natal como fiscal general, fue elegido gobernador en 1978; perdió las elecciones de 1980, pero volvió a ganar las de 1982, 1984 y 1986.
En 1992 fue propuesto por su partido como candidato a la presidencia frente al republicano George Bush; durante la campaña electoral vinculó su imagen a la memoria del asesinado presidente John F. Kennedy -también demócrata-, con el que le unían su juventud, su habilidad oratoria, exquisita educación, estilo simpático y enérgico y un ambiguo programa de «cambio», capaz de atraer votos de las más diferentes procedencias.
Tras ganar esas elecciones ocupó la presidencia en 1993. Tanto durante la campaña como en la posterior acción de gobierno contó con dos colaboradores tan brillantes como el vicepresidente Al Gore y su propia esposa, Hillary Clinton, destacada militante de la causa feminista. Precisamente a ella le encargó desarrollar el proyecto emblemático de su programa, la implantación de un sistema nacional de salud; sin embargo, no pudo sacarlo adelante por la creciente oposición conservadora, materializada al obtener los republicanos mayoría en las dos cámaras en las elecciones legislativas de 1994.

Fidel Castro


Político cubano de 79 años de edad, quien se ha mantenido en el poder de su país durante más de 45 años. Inició unas de las revoluciones más imponentes de Latinoamérica, la Cubana. ésta se ha convertido en un icono de muchos jóvenes del mundo, en principio, de los de países del tercer mundo, que están en contra del imperialismo yanqui. Aún en el poder da batalla porque, como afirma el dicho, lo que no mata hace más fuerte.
Una vida atrayentePocas vidas son tan atrayentes en el mundo político. Y Fidel Castro despierta un masivo interés, tanto por quienes lo idolatran como por aquellos que desean verlo derrocado. Es, sin duda, uno de los hombres que con más fuerza ha hecho frente a uno de los países más poderosos del mundo, Estados Unidos. Se ha mantenido en el poder, hasta el día de hoy, por más de 45 años. Hombre que además se destaca en el mundo por su militancia izquierdista, su capacidad de oratoria y sus dotes de mando. Con estas cualidades le hace frente a uno de las potencias mundiales en una lucha que quién sabe cuándo acabará.
Nacido en Biran, Mayarí, en 1926 es hijo de ángel, un inmigrante español que se ha dedicado a la producción azucarera, y de Lina, quien era de ascendencia canaria. Se educó en Santiago de Cuba y en La Habana. En 1950 obtuvo los títulos de Doctor en Derecho Civil y Licenciado en Derecho Diplomático en la universidad de esta última ciudad.
En 1948 se casó con Mirta Díaz Balart y en 1954 se divorció. Con ella tuvo un hijo, Fidel Castro Díaz Balart, nacido en 1949. Actualmente es Dalia Soto del Valle su mujer. De igual manera, es un hombre que ha tenido varios romances pasajeros a lo largo de su vida.
Sus inicios en la políticaA partir de 1945 comenzó a vincularse de forma activa en las luchas políticas estudiantiles en la Universidad de La Habana. En 1947 formó parte de la expedición organizada para luchar contra la tiranía trujillista en la República Dominicana, y participó junto al pueblo colombiano en la insurrección popular de abril de 1948 en Bogotá.
Fue fundador del Partido del Pueblo Cubano (Ortodoxos). A partir de 1948, denunció la corrupción, el abandono oficial y el gangsterismo prevalecientes en el país. Tras el golpe de Estado de 1952, organizó y entrenó un grupo de jóvenes con quienes asaltó, en 1953, los cuarteles de Santiago de Cuba y Bayamo, con la idea de expulsar del poder al dictador Fulgencio Batista. Esta acción no tuvo éxito, por lo que fue detenido y encarcelado. Dos años más tarde fue amnistiado y se exilió a México donde creó, junto al argentino Ernesto Che Guevara, el Movimiento 26 de julio, que continuó con las acciones de subversión y proselitismo.
Las ideas castristas se fueron extendiendo y ganando adeptos de forma paulatina en el ambiente estudiantil, lo que le permitió, con apoyo del Partido Popular Socialista, realizar una marcha en La Habana para desalojar a Batista del poder. Con este acto, que se realizó en diciembre de 1958, comenzó la revolución Cubana, lo que logró acabar con la dictadura de Batista el 1º de enero de 1959, quedando de esta manera Castro en el poder. En ese entonces asumió las funciones de Comandante en Jefe de las fuerzas armadas, y el 13 de febrero de 1959 fue nombrado Primer Ministro del Gobierno Revolucionario.
Tanto en los casos de agresiones militares procedentes del exterior como en las actividades de bandas contrarrevolucionarias dentro del país -en especial la invasión organizada por la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos llevada a cabo en Playa Girón en abril de 1961- Fidel Castro dirigió y participó en cada acción de defensa del país y de la Revolución.
El 16 de abril de 1961, en nombre del poder revolucionario, proclamó el carácter socialista de la Revolución Cubana. Ocupó el cargo de Secretario General de las Organizaciones Revolucionarias Integradas y el de Secretario General del Partido Unido de la Revolución Socialista. En octubre de 1965 se constituyó el Comité Central del Partido Comunista de Cuba y desde entonces ocupó el cargo de Primer Secretario, en el que ha sido ratificado por los cuatro Congresos del Partido. Ha sido, además, elegido Diputado a la Asamblea Nacional del Poder Popular en sus sucesivos períodos de sesiones desde su creación en 1976, y desde entonces ha sido ratificado por la Asamblea en los cargos de Presidente del Consejo de Estado y Presidente del Consejo de Ministros.
Su enemigo más íntimoEstados Unidos logró convertirse en el gran enemigo de Cuba a principios de la década del ´60, y fue la Unión Soviética la que le dio el principal apoyo internacional a Fidel Castro, iniciando envíos de ayuda material, económica y militar, que incomodó aún más a los EE.UU.
La política cubana comenzó a regirse según los principios del socialismo: las industrias fueron nacionalizadas, se colectivizaron las propiedades y se implantó un modelo de Estado basado en un único partido, el Partido Unido de la Revolución Socialista, llamado Partido Comunista Cubano a partir de 1965. La expropiación de bienes en manos de estadounidenses llevó al gobierno norteamericano a romper los acuerdos comerciales con el régimen cubano. En respuesta, Castro formuló la Declaración de La Habana, que reafirma los principios nacionalistas y socialistas de la revolución Cubana; lo que consiguió aún más una intensa tensión entre ambos países.
Muchos cubanos se vieron obligados a exiliarse, principalmente a Miami, desde donde organizaron una política de resistencia. Y contando con el apoyo de los Estados Unidos, organizaron una expedición que desembarcó en la bahía de Cochinos, pero que encontró la imponente resistencia cubana. Este hecho, considerado por Castro como un ataque frontal, llevó a Cuba a alinearse con la Unión Soviética, lo que incrementó la aportación financiera y militar de ésta.

Adolf Hitler


Máximo dirigente de la Alemania nazi (Braunau, Bohemia, 1889 - Berlín, 1945). Hijo de un aduanero austriaco, su infancia transcurrió en Linz y su juventud en Viena. La formación de Adolf Hitler fue escasa y autodidacta, pues apenas recibió educación. En Viena (1907-13) fracasó en su vocación de pintor, malvivió como vagabundo y vio crecer sus prejuicios racistas ante el espectáculo de una ciudad cosmopolita, cuya vitalidad intelectual y multicultural le era por completo incomprensible.
De esa época data su conversión al nacionalismo germánico y al antisemitismo. En 1913 Adolf Hitler huyó del Imperio Austro-Húngaro para no prestar servicio militar; se refugió en Múnich y se enroló en el ejército alemán durante la Primera Guerra Mundial (1914-18). La derrota le hizo pasar a la política, enarbolando un ideario de reacción nacionalista, marcado por el rechazo del nuevo régimen democrático de la República de Weimar, a cuyos políticos acusaba de haber traicionado a Alemania aceptando las humillantes condiciones de paz del Tratado de Versalles (1918).
De vuelta a Múnich, Hitler ingresó en un pequeño partido ultraderechista, del que pronto se convertiría en dirigente principal, rebautizándolo como Partido Nacionalsocialista de los Trabajadores Alemanes (NSDAP). Dicho partido se declaraba nacionalista, antisemita, anticomunista, antisocialista, antiliberal, antidemócrata, antipacifista y anticapitalista, aunque este último componente revolucionario de carácter social quedaría pronto en el olvido; este abigarrado conglomerado ideológico, fundamentalmente negativo, se alimentaba de los temores de las clases medias alemanas ante las incertidumbres del mundo moderno. Influenciado por el fascismo de Mussolini, este movimiento, adverso tanto a lo existente como a toda tendencia de progreso, representaba la respuesta reaccionaria a la crisis del Estado liberal que la guerra había acelerado.
Sin embargo, Hitler tardaría en hacer oír su propaganda. En 1923 fracasó en un primer intento de tomar el poder desde Múnich, apoyándose en las milicias armadas de Ludendorff («Putsch de la Cervecería»). Fue detenido, juzgado y encarcelado, aunque tan sólo pasó en la cárcel un año y medio, tiempo que aprovechó para plasmar sus estrafalarias ideas políticas en un libro que tituló Mi lucha y que diseñaba las grandes líneas de su actuación posterior.
De nuevo en libertad desde 1925, Hitler reconstituyó el NSDAP expulsando a los posibles rivales y se rodeó de un grupo de colaboradores fieles como Goering, Himmler y Goebbels. La profunda crisis económica desatada desde 1929 y las dificultades políticas de la República de Weimar le proporcionaron una audiencia creciente entre las legiones de parados y descontentos dispuestos a escuchar su propaganda demagógica, envuelta en una parafernalia de desfiles, banderas, himnos y uniformes.
Combinando hábilmente la lucha política legal con el uso ilegítimo de la violencia en las calles, los nacionalsocialistas o nazis fueron ganando peso electoral hasta que Hitler -que nunca había obtenido mayoría- se hizo confiar el gobierno por el presidente Hindenburg en 1933.
Desde la Cancillería, Hitler destruyó el régimen constitucional y lo sustituyó por una dictadura de partido único basada en su poder personal. El Tercer Reich así creado fue un régimen totalitario basado en un nacionalismo exacerbado y en un complejo de superioridad racial sin fundamento científico alguno (basado en estereotipos que contrastaban con la ridícula figura del propio Hitler).
Tras la muerte de Hindenburg, Hitler se hizo nombrar Führer o «caudillo» de Alemania y se hizo prestar juramento por el ejército. La sangrienta represión contra los disidentes culminó en la purga de las propias filas nazis durante la «Noche de los Cuchillos Largos» (1934) y la instauración de un control policial total de la sociedad, mientras que la persecución contra los judíos, iniciada con las racistas Leyes de Núremberg (1935) y con el pogromo conocido como la «Noche de los Cristales Rotos» (1938) culminó con el exterminio sistemático de los judíos europeos a partir de 1939 (la «Solución Final»).


La política internacional de Hitler fue la clave de su prometida reconstitución de Alemania, basada en desviar la atención de los conflictos internos hacia una acción exterior agresiva. Se alineó con la dictadura fascista italiana, con la que intervino en auxilio de Franco en la Guerra Civil española (1936-39), ensayo general para la posterior contienda mundial; y completó sus alianzas con la incorporación del Japón en una alianza antisoviética (Pacto Antikomintern, 1936) hasta formar el Eje Berlín-Roma-Tokyo (1937).
Militarista convencido, Hitler empezó por rearmar al país para hacer respetar sus demandas por la fuerza (restauración del servicio militar obligatorio en 1935, remilitarización de Renania en 1936); con ello reactivó la industria alemana, redujo el paro y prácticamente superó la depresión económica que le había llevado al poder.
Luego, apoyándose en el ideal pangermanista, reclamó la unión de todos los territorios de habla alemana: primero se retiró de la Sociedad de Naciones, rechazando sus métodos de arbitraje pacífico (1933); luego forzó el asesinato de Dollfuss (1934) y el Anschluss o anexión de Austria (1938); a continuación invadió la región checa de los Sudetes y, tras engañar a la diplomacia occidental prometiendo no tener más ambiciones (Conferencia de Múnich, 1938), ocupó el resto de Checoslovaquia, la dividió en dos y la sometió a un protectorado; aún se permitió arrebatar a Lituania el territorio de Memel (1939).
Hitler hacia el final de la guerra
Pero, cuando el conflicto en torno a la ciudad libre de Danzig le llevó a invadir Polonia, Francia y Gran Bretaña reaccionaron y estalló la Segunda Guerra Mundial (1939-45). Hitler había preparado sus fuerzas para esta gran confrontación, que según él habría de permitir la expansión de Alemania hasta lograr la hegemonía mundial (Protocolo Hossbach, 1937); en previsión del estallido bélico había reforzado su alianza con Italia (Pacto de Acero, 1939) y, sobre todo, había concluido un Pacto de no-agresión con la Unión Soviética (1939), acordando con Stalin el reparto de Polonia.
El moderno ejército que había preparado obtuvo brillantes victorias en todos los frentes durante los primeros años de la guerra, haciendo a Hitler dueño de casi toda Europa mediante una «guerra relámpago»: ocupó Dinamarca, Noruega, Holanda, Bélgica, Luxemburgo, Francia, Yugoslavia, Grecia. (mientras que Italia, España, Hungría, Rumania, Bulgaria y Finlandia eran sus aliadas, y países como Suecia y Suiza declaraban una neutralidad benévola).

Praxedes Mateo Sagasta


Político liberal español (Torrecilla de Cameros, Rioja, 1825 - Madrid, 1903). Era ingeniero de Caminos, Canales y Puertos, y profesor de su escuela en Madrid. Militó desde joven en el Partido Progresista, con el que participó en la Revolución de 1854. Por entonces instaló en Zamora su principal «feudo» político, al ser nombrado presidente de la junta revolucionaria de aquella ciudad; luego la representó como diputado en las Cortes desde 1854. Tras la breve experiencia de poder progresista del bienio 1854-56, volvió a la oposición como diputado y periodista de La Iberia; y en 1863 accedió a la dirección de este diario madrileño, que desde entonces se consideraría portavoz de las posturas políticas de Sagasta.
Ante la marginación de los progresistas del gobierno por parte de Isabel II, Sagasta promovió la estrategia del retraimiento (negativa a participar en las elecciones) y la preparación de una revolución para acceder al poder. Participó en dos intentonas fracasadas en 1866 (la de Prim y la del Cuartel de San Gil) y en la que finalmente tuvo éxito y destronó a la reina en 1868.
Se transformó entonces de agitador en estadista, pues durante el Sexenio Revolucionario (1868-74) fue ministro de Gobernación (1868-70, 1871 y 1874) y de Estado (1870 y 1874) y presidió tres veces el gobierno (1870-71, 1871-72 y 1874). Fue uno de los grandes defensores del modelo de Monarquía democrática que se plasmó en la Constitución de 1869.
Encabezó una de las dos ramas en las que se escindió el Partido Progresista, quedando al frente de los constitucionales, mientras Ruiz Zorilla dirigía a los radicales. Fue el último jefe de gobierno del Sexenio, desalojado del poder por el pronunciamiento de Martínez Campos que restauró a los Borbones en la persona de Alfonso XII (1874).
Al constituir el régimen de monarquía doctrinaria que se plasmó en la Constitución de 1876, Cánovas del Castillo vio en Sagasta la figura más adecuada para conseguir la unidad de las dispersas fuerzas liberales y turnarse con él en el poder. Ciertamente, en 1875 Sagasta admitió -aunque de mala gana- la restauración de la dinastía histórica; aunque siguió defendiendo hasta 1877 la vuelta a la Constitución del 69.

Manuel Azaña


Don Manuel Azaña Díaz nació en Alcalá de Henares en 1880. Estudió en el Colegio Complutense, en el Instituto Cisneros y en los Agustinos de El Escorial. Licenciado en Derecho por la Universidad de Zaragoza en 1897, se doctoró en 1900. En 1909 ingresó como funcionario en la Dirección General de los Registros y del Notariado. En 1911 viaja a París. Colabora en los diarios El Imparcial y El Sol. Dirigió las revistas La Pluma y España entre 1920 y 1924. Fue secretario del Ateneo de Madrid (1913-1920) y Presidente en 1930. En 1926 fundó Acción Republicana, perseguido por la Dictadura de Primo de Rivera.
Formó parte del Comité Revolucionario (1930), que contribuyó a la instauración de la II República, en cuyo gobierno provisional ocupó la cartera de Guerra primero y la Presidencia después. Las elecciones a Cortes Constituyentes en Junio de 1931, le confirmaron como Jefe del Ejecutivo, puesto del que dimitirá en Septiembre de 1933.
En Abril de 1934, ya en la oposición, consiguió la unidad republicana con los partidos de Marcelino Domingo y Santiago Casares Quiroga, dando lugar a Izquierda Republicana, organización política de la que fue elegido Presidente. En Octubre del mismo año fue detenido bajo la falsa acusación de estar implicado en los sucesos revolucionarios de Asturias y Cataluña. Cumplió su condena a bordo del destructor Sánchez Barcáiztegui, anclado en el puerto de Barcelona. Tras su liberación en Enero de 1935 inició una campaña política que dio lugar a la creación del Frente Popular, coalición que obtuvo la victoria en las elecciones de Febrero de 1936. En Mayo de aquel año fue elegido Presidente de la República, cargo que ocupó durante la guerra civil que sufrió España durante los años 1936-1939.
Falleció en Montauban en Francia, tras una larga enfermedad, el 3 de Noviembre de 1940, tras haberse exiliado durante las postrimerías de la guerra. Fue enterrado dos días después y a pesar de sus deseos, la bandera tricolor republicana no cubrió su féretro, puesto que no fue autorizada y hubo de sustituirse por la bandera francesa.
Relevante escritor y periodista, fue premio nacional de literatura en 1926, por su obra Vida de Juan Valera. Autor de novelas como El jardín de los frailes y Fresdeval, también realizó incursiones en el teatro con obras como La Corona. Asimismo fue un relevante traductor y ensayista. Su obra La velada en Benicarló, compuesta por una serie de diálogos sobre la guerra de España, y que puede considerarse como la más importante reflexión acerca de la década de los años treinta en nuestro país. De igual modo dejó escritas unas Memorias que constituyen el más apasionante documento sobre la IIª República Española. La otra gran faceta de su personalidad pertenece a su actividad como orador. Sus discursos eran considerados como aconte-cimientos nacionales, como en el caso del famoso discurso en campo de Comillas en Madrid, el 20 de octubre de 1935.
Sobre su figura se han escrito numerosas monografías y artículos en publicaciones periódicas.